Pasar al contenido principal

13-ago.-2025, miércoles de la 19.ª semana del T. O.

Van pasando las sombras y las nubes en el cielo nos anuncian un nuevo amanecer.

Van pasando las sombras y las nubes en el cielo nos anuncian un nuevo amanecer. Gracias, Señor, por permitirnos un nuevo día para compartirlo y servirlo con generosidad y solidaridad. 

Hoy nos regalas, Señor, una verdadera lección de amor y de perdón; de amor porque nos das una gran seguridad: «donde dos o tres están reunidos allí estoy yo en medio de ellos»; de perdón porque nos invitas a perdonar de corazón y hacer una verdadera corrección fraterna. Permite, Señor, que en este día nuestros sentimientos sean de solidaridad y fraternidad; que el amor tenga siempre la última palabra en nosotros y que lo compartamos gratuitamente como tú. Haz que nos amemos unos a otros como Tú nos amas y sirvamos como Tú nos sirves. Acepta nuestra gratitud y toma lo mejor en nosotros para que podamos producir frutos de amor. Que tu Espíritu nos una para ayudarnos y sabernos corregir oportunamente los unos con otros y vivir en tu amor y tu alegría. Amén 

Un muy feliz, santo y reconciliador miércoles. 

Oración introductoria

Señor, gracias, por ser tan bueno. Por darme la oportunidad de este momento de oración. Ayúdame a estar atento a las inspiraciones de tu Espíritu Santo. Este día seguramente estará lleno de desafíos y actividades, oportunidades para perdonar y buscar el perdón: con tu gracia lo podré vivir plenamente.

Meditación del Papa

Otro fruto de la caridad en la comunidad es la oración en común. Dice Jesús: "Si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre que está en el cielo. Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos". La oración personal es ciertamente importante, es más, indispensable, pero el Señor asegura su presencia a la comunidad que -incluso siendo muy pequeña- es unida y unánime, porque ella refleja la realidad misma de Dios uno y trino, perfecta comunión de amor. Dice Orígenes que "debemos ejercitarnos en esta sinfonía", es decir en esta concordia dentro de la comunidad cristiana. Debemos ejercitarnos tanto en la corrección fraterna, que requiere mucha humildad y sencillez de corazón, como en la oración, para que suba a Dios desde una comunidad verdaderamente unida en Cristo. (Benedicto XVI, 4 de septiembre de 2011)

Autor:
José Hernando Gómez Ojeda, pbro.