Nace un nuevo día, un nuevo amanecer, nuevo despertar lleno de fe y de esperanza, esperando que nuestra cotidianidad esté llena de felicidad y alegría en el servicio y en el amor. Gracias, Señor, por permitirnos un nuevo día para compartirlo y servirlo con generosidad y solidaridad.
Hoy nos regalas el ejemplo y testimonio de vida que san Maximiliano María Kolbe practicó. Lo que tú llamas el mayor amor que puede mostrar una persona: entregar la propia vida por sus amigos. Tú nos llamas tus amigos. Tu ejemplo de entrega y generosidad lo entregó san Maximiliano María Kolbe cuando dijo: «quiero morir en lugar de ese hombre, soy sacerdote católico, soy viejo y estoy solo y él tiene esposa e hijos». Murió como mártir en 1941. Permite, Señor, que nuestro amor sea tan fuerte como la vida y la muerte, que el amor tenga siempre la última palabra en nosotros y que lo compartamos gratuitamente como tú. Haz que nos amemos unos a otros como Tú nos amas. Y sirvamos como Tú nos sirves. Acepta nuestra gratitud y toma lo mejor en nosotros para que podamos producir frutos de amor. Que tu Espíritu nos una para ayudarnos y sabernos corregir oportunamente los unos con otros y vivir en tu amor y alegría. Amén
Un muy feliz y santo y testimonial jueves vocacional.
Oración Introductoria
Señor, Tú sabías muy bien que el perdón era totalmente necesario para la vida de comunidad. Por eso, en la oración del Padre Nuestro nos dijiste que teníamos que pedir cada día el pan: el pan material para “vivir” y el pan espiritual del perdón para “convivir”. Es imposible una vida de comunidad sin capacidad de perdonar. Señor, dame el don de saber perdonar de corazón a mis hermanos.
Palabra del Papa
«El amor de Cristo, derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo, nos permite vivir así, ser así: personas capaces de perdonar siempre; de dar siempre confianza, porque estamos llenos de fe en Dios; capaces de infundir siempre esperanza, porque estamos llenos de esperanza en Dios; personas que saben soportar con paciencia toda situación y a todo hermano y hermana, en unión con Jesús, que llevó con amor el peso de todos nuestros pecados.» (Homilía de S.S. Francisco, 14 de febrero de 2015).